Altos precios en mercados agudizan la crisis de costo de vida en Santo Domingo
Los comerciantes y consumidores de los mercados de la Duarte y Villa Consuelo en Santo Domingo enfrentan una situación crítica debido al constante aumento en los precios de los productos alimenticios, lo que se ha convertido en una fuente de preocupación mutua. La expresión común entre los consumidores es que “en los colmados no se puede comprar”, mientras que los vendedores argumentan que deben mantener precios altos para lograr alguna ganancia.
Juan Tomás Mercado, trabajador en el mercado de Villa Consuelo, señala que el precio del arroz, habichuelas, azúcar, bacalao y arenque ha alcanzado cifras alarmantes, con el arroz vendiéndose por encima de los RD$42 la libra y la habichuela a RD$80. Estos aumentos han sorprendido a muchos clientes, como Sarah Martínez, quien al comprar pollo, se vio obligada a adquirir cantidades mayores ante la escasa cantidad recibida por el precio pagado.
Plutarco de la Rosa, un vendedor en el Mercado de la Duarte, comparte la realidad de precios elevados en carnes, situación que ha resultado en una notable disminución de ventas. Los consumidores, aunque reconocen un ahorro al comprar en mercados, continúan enfrentándose a precios considerados demasiado altos, impactando significativamente su capacidad para afrontar el costo de vida.
Ana Hernández, al hacer sus compras, expresó su preocupación por los altos precios y la falta de alternativas como los puestos de Inespre en zonas como Villa Consuelo, lo que obliga a muchos a depender de estos mercados para obtener productos alimenticios a mejores precios. Esta situación se replica en sectores como el Ensanche Espaillat y el Luperón, donde la ausencia de puntos de Inespre deja a los residentes con pocas opciones para manejar los elevados costos de los alimentos.
Emprendedores como Yirandy Ramírez y Cesar Zoto también resienten el impacto de los altos precios en los mercados, siendo esta la única opción viable para mantener sus negocios de venta de comida sin recurrir a los colmados, donde los precios varían significativamente y pueden comprometer la sostenibilidad de sus emprendimientos.
Esta encrucijada entre los altos precios de los alimentos y la necesidad de mantener negocios a flote pone de manifiesto la urgencia de buscar soluciones que permitan a los ciudadanos de Santo Domingo afrontar la creciente crisis del costo de vida, en un entorno donde tanto consumidores como comerciantes buscan desesperadamente equilibrar la balanza entre la accesibilidad y la viabilidad económica.