INTERNACIONALES

El drama continuo en Sudán: Un relato desde el frente

Compártelo

Desde mi ventana en Omdurman, justo al otro lado del río desde la capital sudanesa, Khartoum, solía ver a personas cargando en hombros los cuerpos sin vida de sus seres queridos. Buscaban un espacio al borde del camino para enterrarlos, ya que ir a un cementerio apropiado era demasiado peligroso. Estas escenas, que se han vuelto inquietantemente comunes, son el testimonio silencioso del colapso de un país atrapado en las garras de una guerra civil que estalló hace un año.

La guerra en Sudán comenzó cuando dos de los principales líderes militares del país se enfrentaron por el futuro político de Sudán, tras haber tomado el poder juntos en un golpe de estado en 2021. Las víctimas civiles, muchas asesinadas por balas y obuses, se han convertido en daños colaterales en este conflicto brutal.

Mi barrio, antes un lugar vibrante y unido, ahora está sumido en un silencio sepulcral, interrumpido ocasionalmente por el ominoso rugido de aviones militares. Los aviones presagian ataques aéreos, y la gente huye de sus hogares por miedo a ser el próximo objetivo. En medio de esta desesperación, mi propia familia y yo decidimos quedarnos, aferrándonos a la esperanza de que la comunidad internacional intervendría para poner fin a esta locura. Sin embargo, esa ayuda parece ignorar el sufrimiento del pueblo sudanés.

El conflicto ha llevado a la devastación no solo en Omdurman y Khartoum, sino también en Darfur, una región occidental donde el conflicto ha adquirido una dimensión étnica. Durante mis reportajes en ciudades como Geneina, la capital del estado de Darfur Occidental, escuché relatos de asesinatos y violencia sexual dirigidos étnicamente. Estos testimonios son un recordatorio cruel de las cicatrices profundas que esta guerra ha dejado en el tejido de nuestra nación.

Las noches son inquietas, marcadas por el temor y el estruendo de nuevos ataques aéreos. A pesar de intentar contar nuestra historia, parece que el mundo desvía la mirada, concentrando su atención en otras crisis globales como Gaza o Ucrania. Esto solo añade a la frustración y al dolor de ver a mi país desmoronarse, con la amenaza constante de que la situación empeore si la comunidad internacional no actúa.

Este relato no es solo una crónica de la guerra, sino un llamado urgente a la acción. El mundo no debe ignorar a Sudán; debe intervenir con decisión para presionar a los beligerantes y a sus patrocinadores regionales. Solo entonces podríamos ver el final de esta guerra y empezar a reconstruir lo que se ha perdido.


Compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.