En la era de la Inteligencia Artificial: ¿Estamos preparados para el aluvión de desinformación política?
A medida que 2023 avanzaba, se vislumbró lo que podría ser el futuro de la política a través de un video. En él, Hillary Clinton, ex candidata presidencial del Partido Demócrata y secretaria de Estado, parecía endosar cálidamente a Ron DeSantis, un posible candidato presidencial republicano. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que el video fue producido usando inteligencia artificial generativa, levantando una alarma sobre el impacto de la IA en la política.
Este incidente no es más que una pequeña muestra de cómo la IA generativa podría remodelar profundamente la política. Expertos advierten sobre la creación de información falsa a bajo costo y la producción de publicidad altamente personalizada para manipular votantes. Los resultados podrían ser las llamadas «sorpresas de octubre», donde la desinformación circula justo antes de las elecciones en EE.UU., dejando poco tiempo para refutarla.
A medida que entramos en un año de elecciones globales, las preocupaciones sobre el impacto de la IA generativa en los procesos electorales se han vuelto urgentes. Se prevé que en 2024 habrá elecciones en lugares tan diversos como Taiwán, India, Rusia y México, entre otros. Estas no solo determinarán el futuro de las naciones, sino también cómo abordaremos desafíos globales como las tensiones geopolíticas y la crisis climática. Es probable que cada una de estas elecciones esté influenciada por nuevas tecnologías de IA generativa, tal como sucedió con las redes sociales en la década de 2010.
Mientras que los políticos gastaron millones en aprovechar el poder de las redes sociales para moldear elecciones durante esa década, la IA generativa reduce efectivamente el costo de producir información engañosa a cero. Esto es especialmente preocupante dado el papel que la desinformación ha jugado en la política. Según el filósofo Harry Frankfurt, esto se define como discurso destinado a persuadir sin importar la verdad. Con el auge de la IA generativa, podríamos ver el surgimiento de lo que algunos llaman «botshit».
La IA generativa, como ChatGPT, puede producir «alucinaciones» que a menudo parecen plausibles pero están lejos de ser correctas. Esto podría hacer más difícil para las personas discernir entre lo verdadero y lo falso. El verdadero problema surge cuando los resultados de la IA generativa tienen consecuencias importantes y no pueden verificarse fácilmente.
Aunque las tecnologías de IA representan peligros, hay medidas que podrían tomarse para limitarlos. Las empresas tecnológicas podrían continuar utilizando marcas de agua y asegurarse de que las IA se entrenen con fuentes de información autorizadas. Los periodistas podrían tomar precauciones adicionales para evitar cubrir historias generadas por IA durante un ciclo electoral. Los partidos políticos podrían desarrollar políticas para prevenir el uso de información engañosa generada por IA. Pero lo más importante, los votantes podrían ejercer su juicio crítico verificando la información importante de la que no estén seguros.
El ascenso de la IA generativa ya ha comenzado a cambiar fundamentalmente muchas profesiones e industrias. La política probablemente esté en la vanguardia de este cambio. Aunque hay muchas formas positivas en las que la IA generativa podría usarse en política, por el momento sus usos negativos son más obvios y probablemente nos afecten de manera inminente. Es vital que nos esforcemos por asegurar que la IA generativa se utilice para fines beneficiosos y no simplemente conduzca a más «botshit».