Entre el miedo y la necesidad: La realidad de los motoconchos
La vida cotidiana de muchos dominicanos gira en torno a decisiones que, aunque parezcan simples, encierran riesgos significativos. Tal es el caso del uso de motocicletas como medio de transporte, una opción que, si bien surge de la urgencia y la ineficacia del transporte público, lleva consigo un manto de miedo, resignación y hasta indignación entre los usuarios. El motoconcho, una solución práctica ante la lentitud del tráfico y la escasez de opciones de transporte, se convierte en un viaje de fe donde cada trayecto es un encomendarse a la protección divina.
Las estadísticas no hacen más que confirmar el palpable temor de la población: con 2,921 personas fallecidas en accidentes de tránsito durante el año 2022, y 1,670 de estos casos involucrando motocicletas, queda claro que el peligro es real y presente. Los testimonios de usuarios y conductores dibujan un panorama de imprudencia y temeridad en las calles, donde el desafío a las normas de tránsito parece ser la norma no escrita entre algunos motoristas.
La falta de implementación de medidas de seguridad, como el uso obligatorio del casco protector tanto para conductores como para pasajeros, señalada por la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, es un claro reflejo de esta problemática. A pesar de las capacitaciones y las normativas existentes, la realidad en las calles muestra una aplicación laxa de estas medidas, contribuyendo a un entorno de riesgo constante para quienes optan por este medio de transporte.
Este escenario no solo evidencia un desafío en términos de seguridad vial, sino que también refleja las deficiencias de un sistema de transporte público que obliga a muchos a elegir entre la comodidad y la seguridad. Las voces de los afectados y los actores involucrados claman por un cambio, por una mayor regulación y por la creación de alternativas de transporte que no pongan en juego la vida de los ciudadanos.