INTERNACIONALES

Hacia una nueva categorización de Huracanes: La necesidad de un cambio ante el cambio climático

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La historia del Dr. Robert Simpson, primer director del Centro Nacional de Huracanes, y su impacto al testificar los devastadores efectos del huracán Camille en 1969, nos lleva a reflexionar sobre la evolución de nuestra comprensión y clasificación de estos fenómenos naturales. Camille, un huracán de categoría 5, marcó un antes y un después en la forma en que percibimos la intensidad y el potencial destructivo de estos eventos, inspirando la escala Saffir-Simpson que hasta hoy utilizamos.

Sin embargo, un reciente estudio publicado por los científicos climáticos Michael Wehner y James Kossin en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que la actual escala de 5 categorías se queda corta ante la realidad del cambio climático. Su investigación propone una extensión hipotética a una «Categoría 6», para huracanes con vientos que superen las 192 millas por hora, argumentando que el daño potencial de estos super huracanes es exponencialmente mayor.

La propuesta surge en un contexto donde, tras analizar tormentas a nivel global desde 1980 hasta 2021, Wehner y Kossin identificaron solo cinco tormentas que cumplirían con los criterios de esta nueva categoría, todas ocurriendo en la última década y principalmente en el Pacífico occidental. Este hallazgo no solo refleja la creciente intensidad de los huracanes, sino también un aumento en los días anuales propicios para la formación de huracanes de «Categoría 6», especialmente en el Golfo de México y el Caribe.

A pesar de la utilidad de la escala Saffir-Simpson como herramienta de comunicación, su enfoque exclusivo en la velocidad del viento ha limitado su capacidad para reflejar el verdadero potencial destructivo de los huracanes, que incluye no solo el viento, sino también la marejada ciclónica, las lluvias torrenciales, y otros factores. La devastación causada por huracanes como Katrina e Ian, a pesar de su diferente categorización al momento del impacto, subraya la complejidad de estos fenómenos y la necesidad de una comunicación más integral sobre los riesgos asociados.

Este análisis nos invita a reconsiderar nuestra forma de categorizar y comunicar los riesgos de los huracanes en la era del cambio climático. La propuesta de una «Categoría 6» no busca solo añadir un número más a la escala, sino provocar una reflexión más profunda sobre cómo nos preparamos y respondemos a estas amenazas crecientes. El legado de Simpson y Saffir, y la memoria de aquellos afectados por huracanes pasados, merecen que evolucionemos nuestra comprensión y nuestras estrategias frente a estos desafíos naturales.


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