Japón enfrenta desafío tras devastador terremoto: Una carrera contra el tiempo para rescates y recuperación
WAJIMA, Japón — En una desgarradora bienvenida al Año Nuevo, al menos 48 personas perdieron la vida tras un poderoso terremoto que sacudió Japón el primer día de enero. Equipos de rescate luchan sin cesar para alcanzar áreas aisladas donde edificios derrumbados, carreteras destruidas y cortes de energía afectan a decenas de miles de hogares.
El sismo, con una magnitud preliminar de 7.6, ocurrió la tarde del lunes. Residentes en áreas costeras huyeron hacia terrenos más altos mientras olas de tsunami golpeaban el litoral occidental japonés, arrastrando autos y viviendas hacia las aguas.
Un equipo de rescate de 3,000 personas, compuesto por personal del ejército, bomberos y oficiales de policía, ha sido enviado al lugar del desastre en la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa. “La búsqueda y rescate de los afectados por el terremoto es una batalla contra el tiempo”, expresó el Primer Ministro Fumio Kishida durante una reunión de emergencia el martes, vistiendo un traje azul comúnmente usado por funcionarios durante operaciones de socorro en desastres.
Kishida destacó las dificultades para acceder al extremo norte de la península de Noto, donde reconocimientos aéreos han descubierto múltiples incendios y daños extensos en edificaciones e infraestructura. Alrededor de 120 personas están a la espera de rescate, informó un portavoz del gobierno.
Servicios ferroviarios y vuelos hacia la región han sido suspendidos. Más de 500 personas quedaron varadas en el aeropuerto de Noto, cerrado debido a grietas en su pista y camino de acceso, así como daños en su edificio terminal.
En Suzu, una ciudad costera cerca del epicentro del sismo, hasta 1,000 viviendas podrían haber sido destruidas, según su alcalde, Masuhiro Izumiya. “La situación es catastrófica”, afirmó.
Las autoridades han confirmado 48 fallecimientos, todos en la prefectura de Ishikawa, lo que lo convierte en el terremoto más mortal en Japón desde al menos 2016.
El número de heridos sigue aumentando, mientras las autoridades combaten incendios en varias ciudades y trabajan para rescatar personas de edificios colapsados.
Casi la mitad de los evacuados han regresado a sus hogares tras el levantamiento de las alertas de tsunami. Sin embargo, aproximadamente 33,000 hogares continúan sin electricidad en la prefectura de Ishikawa después de una noche con temperaturas bajo cero. Casi 20,000 viviendas no tienen suministro de agua.
El terremoto también llega en un momento delicado para la industria nuclear de Japón, que ha enfrentado una férrea oposición desde el desastre de 2011 en Fukushima. La semana pasada, Japón levantó una prohibición operativa sobre la planta nuclear más grande del mundo, Kashiwazaki-Kariwa, que ha estado fuera de servicio desde el tsunami de 2011.
Empresas y autoridades ahora enfrentan el desafío de evaluar y mitigar los daños, mientras la nación y el mundo observan y ofrecen su apoyo. Este evento no solo es una prueba para la resiliencia de Japón, sino también un recordatorio de la vulnerabilidad humana ante las fuerzas de la naturaleza.