Justicia en Santiago: 30 años de cárcel por robo, asesinato y violación

En un giro de terror y desesperación, la tranquila calle Principal de Los Tocones se convirtió en escenario de un acto brutal que dejó a una comunidad atónita y conmocionada. José Alberto Trinidad, conocido como “el Maco”, desató una secuencia de violencia sin precedentes que culminó en tragedia y horror.

Todo comenzó con la serenidad aparente de un motoconchista, Mariel Lima Zapata, quien se detuvo para tomar un pasajero más en su vehículo. Sin embargo, este pasajero resultó ser un monstruo disfrazado de hombre, armado y decidido a sembrar caos. En un instante, la vida de Mariel se vio truncada por el impacto de una bala y la brutalidad de un golpe mortal.

Pero la pesadilla estaba lejos de terminar. Trinidad, imbuido por una oscuridad indescriptible, arrebató la motocicleta y se lanzó a un nuevo acto de violencia. En un rincón sombrío, obligó a una mujer inocente, cuyo nombre se protege por su seguridad, a subir a la moto y la condujo hacia la desolación de un bosque cercano.

Allí, en medio de la maleza y el miedo, perpetró un acto atroz que manchó la inocencia de su víctima. La violencia sexual se convirtió en su arma, dejando cicatrices indelebles en el alma de una mujer indefensa.

El escape de Trinidad fue tan fugaz como su estela de destrucción. Se deshizo de pruebas, de identidad y de cualquier rastro de humanidad. Pero la justicia, implacable como el destino, lo alcanzó. Un accidente en las carreteras de Puerto Plata lo llevó ante la mirada de la ley, que no tardó en juzgar su crueldad.

Los jueces, testigos del relato más oscuro de la humanidad, no dudaron en dictar sentencia. Treinta años tras las rejas fueron el veredicto, una condena que, aunque no puede borrar el dolor, al menos ofrece un rayo de esperanza a las víctimas y a una sociedad que clama por justicia.