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La MLB ilumina el quisqueya: Una tradición de béisbol y cultura en la isla

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El parque Quisqueya se viste de gala para recibir uno de los eventos más emblemáticos del béisbol: el regreso del circo de las Grandes Ligas. Este fin de semana, los enfrentamientos entre los Tampa Bay Rays y los Boston Red Sox marcan el inicio del MLB World Tour 2024, evento que no solo celebra el juego sino también casi un siglo de ricas relaciones entre el circuito de béisbol más prestigioso del mundo y el país caribeño.

La efervescencia es palpable, con las entradas casi agotadas y las expectativas por las nubes. Este acontecimiento no solo representa una fiesta deportiva; es también un testimonio de la pasión dominicana por el béisbol, que se remonta a 1936 cuando los Cincinnati Reds visitaron por primera vez el país, marcando el comienzo de una larga y fructífera relación.

A lo largo de los años, ha sido testigo de momentos históricos del béisbol, desde la visita de los Dodgers y Jackie Robinson en 1948, hasta los espectaculares encuentros de los Astros de Houston y los New York Yankees en los años 80. Cada juego ha sido un pilar más en el sólido puente cultural y deportivo entre la MLB y el país.

El MLB World Tour 2024 no solo incluye su itinerario; también llevará la emoción del béisbol a Corea del Sur, México y Londres, demostrando el alcance global del juego y su capacidad para unir a las personas más allá de las fronteras. Sin embargo, es en el corazón de Santo Domingo donde este fin de semana se palpitará con especial intensidad la pasión por el béisbol, recordándonos la importancia de este deporte en la identidad y la historia dominicana.

El evento no es solo un espectáculo; es una prueba más de la aspiración dominicana de albergar juegos oficiales de la MLB, un sueño que persiste desde 1977. A medida que el Quisqueya se prepara para recibir a los aficionados y a las estrellas del béisbol, la expectativa es alta no solo por el juego en sí, sino por lo que representa: la continuidad de una tradición, la celebración de una pasión compartida y, quizás, el preludio de nuevos capítulos en la rica historia de la MLB.


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