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Viviendo en la sombra de la violencia: Relatos desde el corazón de Haití

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La capital de Haití, Puerto Príncipe, se encuentra bajo un estado de asedio no oficial, con alrededor del 80% de la ciudad controlada por bandas armadas. Este auge en la violencia ha desplazado a más de 15.000 personas solo en las últimas semanas, alterando drásticamente la vida cotidiana y exacerbando una ya de por sí grave crisis humanitaria.

Entre los afectados, Annie, una joven de 28 años, narra cómo perdió todo rastro de su infancia cuando su vecindario fue invadido por bandas. “Perdí mis recuerdos de la infancia, están completamente borrados”, comparte Annie, destacando el profundo impacto emocional y físico que la violencia ha tenido en ella y su familia. A pesar de haber encontrado un nuevo hogar en una zona más segura, el sonido de los disparos sigue siendo una constante aterradora en su vida.

La historia de Kerby es igualmente desgarradora. Anteriormente un empresario de Puerto Príncipe, fue forzado a huir con su familia tras no poder pagar el “dinero de protección” exigido por las bandas. Ahora en Cap-Haitian, aunque más seguro, enfrenta una nueva realidad de inseguridad financiera extrema, sobreviviendo apenas con agua azucarada y el ocasional pedazo de pan.

La violencia también ha restringido severamente el acceso a servicios básicos como alimentos y agua, empujando los precios a niveles inalcanzables para muchos, en un país donde la pobreza extrema ya es rampante. El acceso a la atención médica es otro desafío crítico, exacerbado por el control de las bandas sobre áreas clave y la infraestructura.

Bernado, separado de su familia por el trabajo, comparte la angustia de no poder estar con su esposa durante el nacimiento de su hijo debido a la violencia en las calles. Este testimonio subraya cómo la crisis ha permeado todos los aspectos de la vida, afectando momentos que deberían ser de alegría y celebración.

A pesar de las adversidades, figuras como Tatiana, una directora de escuela de 47 años, simbolizan la resistencia y la determinación haitiana. Desplazada dos veces en los últimos meses, Tatiana sigue comprometida con la educación de sus alumnos, adaptándose a dar clases en línea a pesar de las dificultades técnicas y los riesgos de seguridad. Su historia resalta la importancia crítica de la educación y la resiliencia en tiempos de crisis.


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